Iglesia de San Miguel en Medina del Campo donde se celebró el funeral de Víctor. |
Después pasamos al locutorio del convento, donde nos recibió la comunidad en pleno. Él estaba emocionadísimo y en cierto momento se agarró a las rejas del locutorio y se puso a dirigir a las monjas fogosamente unas palabras del todo incoherentes, pero que sólo con la expresión, nos estaba diciendo que estaba intentando halarlas encendidamente de Dios.
Esta fue la última vez que nos vimos en la tierra, pues al
poco tiempo de regresar de Sabarís a Medina del Campo, me llamaron para
comunicarme que había fallecido. Yo tomé el primer tren y cuando llegué a
Medina del Campo encontré a toda la familia velándole en el tanatorio. Yo, al
verle muerto, no le sentí muerto, sino más vivo que cuando estaba vivo y sentí
su presencia viva y gloriosa.
Estando en el velatorio, me entregó una de sus hijas unos
escritos suyos que yo desconocía, en los que refleja la santidad de su santa
vida que fueron el tema de mis meditaciones en los ejercicios espirituales que
comencé en Segovia al día siguiente de su entierro. Los ejercicios espirituales
eran para carmelitas descalzos de España y Portugal y los daba el cardenal
Carlos Amigo. A todos nos gustaron muchísimo, pero a pesar de ser tan
buenos, a mí, quien me dio los ejercicios espirituales, no fue el cardenal
Carlos Amigo, sino mi hermano Víctor, pues los pasé meditando en los hechos de
su vida tal como él los había dejado escritos. Tanto me impactaron, que nunca
he hecho ejercicios espirituales con tanto provecho. Lo del cardenal Carlos
Amigo eran consideraciones espirituales muy bellas, lo de Víctor era vida, y
sólo la vida contagia vida.
Al volver a mi convento después de los ejercicios
espirituales llevaba tal alegría, que mis compañeros me preguntaban a qué se
debía la alegría tan desbordante que tenía. Y se debía y se sigue debiendo,
pues sigo con la misma alegría, a mi hermano Víctor, por el impacto tan grande
que había ocasionado en mi vida la lectura y meditación de sus Hechos de vida o
Autorretrato que ha dejado escritos y por sentirle como le siento, glorioso y
más cerca que nunca.
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