Iglesia parroquial de L´Albi (Lérida) |
Carta al P. Juan Luis de 28 de
febrero de 2018.
Muy apreciado P. Juan Luis
Con gratísima alegría he recibido su carta que, si a mi me ha
embargado el corazón, a mi esposa Concepción le ha hecho verter lágrimas de
emoción porque tanto su hermano como usted han sentido nuestro sufrimiento y no
han dudado mostrarnos su ayuda, -“la mejor ayuda” en este caso- en forma de
oraciones por nuestra nieta.
Como el libro de “la impactante vida de Víctor” trae la
novena y el triduo, ya he empezado a rezarlos y a pedir la gracia de la
sanación de Anna. Ojalá sea a través de la mediación de Víctor, con su “sonrisa
de paz”, y que ello ayude a su beatificación.
Soy consciente que Jesús tiene muchas y más necesarias
peticiones que la mía, pero ante la falta de espiritualidad de este mundo que
nos ha tocado vivir –lo digo por mí mismo- no vendría mal una “milagrosa”
llamada de atención para que creyéramos más en Él, aunque nos vuelva a regañar
como a Santo Tomás al tener qu mostrarle sus heridas. ¡Cuán difícil es creer
sin ver, padre! Por esto, ¡cuánta admiración siento por Víctor al rezar con esa
fe tan ardiente ante el Sagrario!
Ya sé que el Señor escribe a veces con “renglones torcidos” y
puede que la venida de “nuestro ángel” a esta vida sirva para rebajar la
soberbia del hombre actual –la mía- que queremos la perfección en todo y sólo
Él es perfecto, de ahí, como decía Santa Teresa: “Sólo Dios basta”. Por eso,
también le pido a Víctor “gracias y favores” en su intercesión para que tanto
los padres, hermana pequeña, abuelos y demás familia sepamos llevar con
“cristiana alegría” su presencia; y como muy bien dice usted: “Hágase tu
voluntad, Señor”. Sin embargo, como el del Evangelio, seguiré con empedernida
tozudez pidiendo el milagro al Mesías.
Dándole las gracias por sus oraciones y bendición, reciba mi
afecto y el de mi esposa.
José Antonio Ruiz Vilches
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