Monasterio de Carmelitas Descalzas de Sabarís (Pontevedra) |
Rvdo. P. José Francisco. Carmelitas
Descalzos. Vigo.
Muy querido y admirado pater:
Ha sido, ciertamente providencial haberle conocido, haber
recibido de usted en la confesión, santas y sabias ayudas, y en estas últimas
calendas, ser conocedor de esas –también providentes en gran medida- de esas
ayudas que llegan a través de los escritos de don Víctor y sobre don Víctor,
dándose la feliz circunstancia de que sea usted su hermano y, aquí al lado, en
este oasis refrescante para la vida de la Iglesia, que es el monasterio de la
Virgen del Carmen y de San José, moren dos religiosas –hija y nieta- a las que
tanto yo amo y a las que tanto, esta casa (ahora disfrutando de una tremenda
soledad) tanto debe.
A las Madres Carmelitas de Sabarís, caro pater, las llamo yo
(y ellas lo saben) “gitanas”, por unas bromas mías. Y son, como la Santísima
Virgen, raptrix (robadoras) del corazón de Jesús. Tenerlas aquí es
contar con el mejor pararrayos para atenuar tanta miseria (tal es mi caso) como
los humanos presentamos, desagradecidos al favor redentor a Dios. Y ahora, además, existiendo esta
constelación de personas santas: Usted, sus sobrinas, la comunidad de Sabarís
al completo… ¡Vaya gozada! Dentro de una hora vuelvo al médico. Debieran
hospitalizarme. Por tanto, a duras penas
les escribo ya. Y si un día puedo hablarles, sea.
¡Cuántas gracias tenía que dar a Dios! Sin embargo, pater,
estoy (soy) muy rebelde. Cierto que estoy pasando unos días tremendos de dolor.
Lo que venía sufriendo desde marzo (intervenciones y hospitalizaciones por
medio) se incrementó. Volvieron como en marzo pasado, pero con mayor
intensidad, con unos dolores, tamañísimos dolores. Fíjese: cada pulsación de
una tecla, me hace doler no sólo las manos; en todo el cuerpo repercute. Pienso
que estoy muy mal, demasiado mal: DIOS SABE MÁS. Y si me adentro en leer y
releer esos escritos -de don Víctor, sus hijas, suyos- a ver si soy capaz de
entender lo que antes sí, pero ahora, en esta mi rebeldía, no, la santa
voluntad divina……
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