Víctor y Asunción con su nieto Carlos y su bisnieto Víctor. |
Tengo muchos recuerdos de mi abuelo y la verdad es que todos
ellos son buenos, ya que no recuerdo ningún momento malo con él, ninguna mala
palabra ni mal gesto alguno. Mi abuelo era todo corazón y cariño hacia los
demás. Carlos.
Tan buenos son los recuerdos que Carlos guarda de su abuelo,
que al primer hijo suyo le ha puesto el nombre de Víctor. Este recuerdo le es
muy entrañable porque en su hogar no siempre encontró en su padre el amor, cariño,
comprensión y dedicación como la que recibía del abuelo.
Por eso destaca en especial, quizás sin pretenderlo expresamente,
que no recuerda ni una palabra ofensiva ni un mal gesto del abuelo. A los niños
les atemorizan las correcciones hecha a voces y con gestos humillantes que a
veces se les escapan a los padres sin maldad, pero que los niños guardan en su
memoria.
Y el cariño que Carlos recibió del abuelo, lo recibieron
también sus hermanas Raquel, Rebeca y Sara. Por eso, la llegada del abuelo a su
casa era siempre motivo de alegría, pues jugaba con ellos, incluso a las
canicas tirándose al suelo y les entretenía haciendo dibujos que más bien
resultaban garabatos, pero que el abuelo elogiaba como si se tratase de auténticas
obras de arte. Se hacía niño con ellos y gozaba con su espontaneidad y
sencillez.
Naturalmente que también aprovechaba el tiempo para sembrar
en sus corazones la semilla de la fe, para enseñarles el padrenuestro, el Ave
María, a querer a sus padres, a no pelearse entre ellos, etc. Por eso Carlos
reconoce que su abuelo, “era todo corazón y cariño”.
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