El Don de Sabiduría. |
El Don de entendimiento nos permite penetrar en las cosas de
Dios, el de sabiduría nos da a gustar un conocimiento sabroso de ellas. “Gustad
y ved que bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él” (Sal 34, 9). Este
Don nos da a conocer a Dios a través del corazón, gustando el objeto amado.
Entre Dios y el hombre hay una connaturalizad semejante, producida por el amor.
Nos da a conocer cosas divinas de esta connaturalizad. Esta experiencia cálida
y gustosa, se apodera del alma en su centro, o sea, en la voluntad, calentando
y reavivando la caridad, y se inclina a despreciar lo que el mundo ama.
El Don de Sabiduría es el que nos facilita llegar a la máxima
perfección de la caridad, que al ser la más excelente y perfecta de todas las
virtudes, las contiene a todas. Por eso también el Don de Sabiduría es el más
excelente de los dones, pues todos se conceden con esa finalidad de alcanzar la
caridad.
El Don de Sabiduría es un hábito sobrenatural inseparable de
la caridad por el cual juzgamos rectamente de Dios y de los cosas divinas por
sus últimas causas bajo el instinto especial del Espíritu Santo que nos las
hace saborear por cierta connaturalizad y simpatía.
Con este Don llegamos a experimentar y saborear lo que
creemos por la fe. Las personas que lo experimentan, especialmente los santos y
los místicos, comprenden la expresión del salmo “Gustad y ved que bueno es
el Señor” (Sal. 33,9). El conocimiento que nos proporciona es muy superior
a los demás conocimientos, incluidos los que aporta la teología. Por eso
encontramos personas sencillas que nos sorprenden por sus conocimientos de las
cosas divinas, como es el caso de Víctor.
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