sábado, 10 de septiembre de 2022

Habla Víctor Don de Temor de Dios (I)

Don de Temor de Dios.


Desde los salmos ya se nos invita al temor de Dios, pero este ha de ser filial y no de miedo, antes al contrario, de amor. El temor ha de ser la inclinación que tenemos al pecado. Amor y temor de Dios son dos castillos fuertes, dice Santa Teresa. El Don de temor perfecciona la esperanza, cuyo objeto de esta es la posesión de la bienaventuranza eterna. A su vez nos hace huir de las más pequeñas ofensa hechas a Dios, nos hace crecer en la virtud de la templanza, y frena todas nuestras pasiones, disponiéndonos a renunciar, invitándonos a agradar a Dios.

 

Estas son las palabras de Santa Teresa de Jesús, en el capítulo 40 del libro Camino de Perfección, comentando las palabras del Padrenuestro “No nos dejes caer en la tentación” a las que aquí alude Víctor:

 

Pues, buen Maestro nuestro, dadnos remedio cómo vivir sin mucho sobresalto en guerra tan peligrosa. El que podemos tener, hijas, y nos dio su Majestad, es amor y temor; que el amor nos hará apresurar los pasos; el temor nos hará ir mirando adónde ponemos los pies para no caer por camino adonde hay tanto en que tropezar, como caminamos todos los que vivimos; y con esto, a buen seguro que no seamos engañadas.

Diréisme en qué veréis que tenéis estas dos virtudes tan grandes, y tenéis razón, porque cosa muy cierta y determinada no la puede haber; porque siéndolo de que tenemos amor, lo estaremos de que estamos en gracia. Mas, mirad hermanas, hay unas señales que parece los ciegos las ven, no están secretas: aunque no queráis entenderlas, ellas dan voces que hacen mucho ruido, porque no son muchos los que con perfección las tienen, y así se señalan más. ¡Cómo quien no dice nada: amor y temor de Dios! Son dos castillos fuertes, desde donde se da guerra al mundo y a los demonios” (C. 40, 1-2)




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