miércoles, 11 de mayo de 2022

Habla Víctor. Caridad (IV)

 

Grupo de creyentes adorando y alabando al Señor


Cristo, en todos los momentos de su vida hizo la voluntad del Padre, siendo esa su comida, esta ha de ser nuestra meta, hagamos nuestras las palabras del Padrenuestro: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10). Sólo la gloria del Señor buscarás y en todo momento le amarás y gloria le darás, y no te preocuparás de si crece tu vida espiritual. Para ser fuerte, el amor tiene que ser intenso y vigoroso, así se inclinará tu voluntad más hacia Dios. Ejercita todas las fuerzas del alma y tu amor crecerá. A cada acto que hagas, más este crecerá. Aprovecha las horas de oración para hacer actos intensos de amor, es el momento más apropiado, allí te encontrarás a solas con Dios.

 

Bien conocía Víctor la respuesta que Jesús dio a un jurista fariseo cuando le preguntó con mala idea: “Maestro, ¡cuál es el mandamiento principal de la ley? Él contestó: Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Este es el mandamiento principal y primero, pero hay un segundo no menos importante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden la Ley entera y los Profetas” (Mt 22, 34-40).

 

A Dios hay que amarle sobre todas las cosas. Hay que amarle más que a los propios padres, hijos, hermanos, familiares y sobre todos los bienes, pues todo es obra suya. Por eso, amarle sobre todas las cosas, es preferirle a todas y estar dispuestos a perder las riquezas, las comodidades, los amigos, la vida misma por Él.

 

Este amor tenemos que manifestarlo con las obras. Si amamos a una persona, por ejemplo a los padres, nos gusta estar con ellos, hablar con ellos y de ellos, aunque no nos pregunten, hacemos lo que nos piden o lo que sabemos que les agrada, deseamos que regresen a casa si han salido, etc. ¿Puede amar a Dios con todo el corazón el que apenas se acuerda de Él?

 

Por eso Víctor recalca: “Sólo la gloria del Señor buscarás, y en todo momento le amarás, y la gloria le darás, y no te preocuparás de si crece tu vida espiritual”.





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