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| Enfermeras con dos niños casi recién nacidos. |
Alabado sea Jesucristo. Vamos a considerar la fe humana para que nos lleve a la fe teologal. Por fe humana cree el esposo que los hijos nacidos de su matrimonio son hijos suyos, teniendo plena confianza en su esposa. De ninguna forma puede ser comprobable por los sentidos, acto por el que quieren los agnósticos ir a la Fe. La mujer sabe que lo que concibió y lleva en su seno, del varón procede, siempre que sea fiel a este.
Pero hoy en día, ni siquiera puede afirmar que los que tiene
por hijos suyos lo sean por comprobación, tiene que tener fe en el tocólogo y
enfermeras que asisten al parto. Estas le presentan su hijo nada más nacer, en
las condiciones de traumatismo que la criatura sufrió en el parto, cuando se lo
devuelven a su madre, es totalmente distinto. ¿Quién puede asegurar que no se
lo cambiaron? De hecho ya se han efectuado cambios que fueron descubiertos con
el tiempo.
Padres compartiendo la alegría y felicidad con sus hijos.
Tratemos ahora de lo que todo nacido es y sea hijo. ¿Hay
alguno que se haya visto nacer, y menos su concepción, para poder comprobar la
identidad de los que son sus padres? Sin embargo no tienen o tenemos ningún
inconveniente en creer que son nuestros padres, solamente porque ellos así lo
afirman; aunque sean de los pocos que son malos con sus hijos, estos siguen
creyendo que son sus padres, por ello, cuando son adoptados de pequeños, cuando
descubren que no son sus verdaderos padres, se traumatizan del desengaño que
llevan. Se podrían citar muchos casos, pero estos son los más expresivos.
Al tratarse de una charla pronunciada en Zaragoza para sus
hermanos, los miembros de la Congregación de Seglares de San Felipe Neri, su
contenido no necesita de comentarios, pues se entiende fácilmente. Es sencilla y
muy didáctica, pues trata de cosas reales que se ya han dado y que suelen repetirse.
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