miércoles, 6 de octubre de 2021

Florecillas. El mejor regalo.

Begoña abrazando a sus sobrinos Raquel y Carlos.


En distintas ocasiones, queriéndole regalar algún obsequio con motivo del padre o por su cumpleaños, le preguntaba que quería que le regalase, a lo que él siempre respondía: Que te confieses” (Begoña).

 

A su esposa Asunción, que le conocía muy bien, no se le ocurría preguntarle que quería que le regalase por su cumpleaños, pues sabía que su respuesta iba a ser, que no necesitaba nada. Por eso aprovechaba esas ocasiones para comprarle algo que necesitase, aunque luego él le hiciera alguna faena, como cuando le regaló un buen abrigo y al poco tiempo el se lo dio a un pobre.

 

Pero Begoña, todavía muy niña, pendiente como todas las niñas de los regalos a medida que se acercaba su cumpleaños, pensaba que eso mismo le sucedería a su padre. Por eso la hacía ilusión poder ofrecer a su padre algo especial en el día de su cumpleaños. Durante meses iba juntando lo que podía de las propinas para ofrecerle con todo cariño, el mejor regalo posible.

 

Modelo de confesionario.

Aún no era consciente de lo despegado que su padre estaba de todos los bienes materiales y del valor que daba a los bienes espirituales para él y para sus hijos, por eso no entendió que considerase como el mejor regalo de su cumpleaños el que ella se confesase ese día.

 

Poco a poco lo fue comprendiendo, al ver la cara de alegría de su padre cuando lo hacía. Era un regalo que no mermaba sus ahorros y que sin embargo llenaba de alegría a su padre.  Así fue comprendiendo el valor de la confesión y de la comunión.



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