Dice Santa Teresa: "Humildad es andar en verdad" |
La humildad es tan necesaria, que nadie crecerá en amistad
con Dios sin ella. Cuanto más profunda sea esta, mejor se llegará a edificar el
edificio del amor a Dios en nuestra vida y tanto más alto, cuanto más humildes
seamos. Es todo lo contrario a la soberbia: esta destruye todo contacto con
Dios. Por la humildad se alcanza todo, así es que, no solamente hay que hacer
actos de ella, sino que cuando nos humillen, hay que sentirse agradecidos por
ello, tanto más cuanto más duela. En el momento preciso de esta, no se percata
uno de ello, se suele dar cuenta cuando después se reflexiona. Hay que
agradecer mucho el ser humillado. La soberbia y la humildad crecen juntas
dentro de nuestro corazón, se alimentan del mismo sujeto, así que, lo que des a
una, va en detrimento de la otra.
Víctor conocía muy bien lo que Santa Teresa dice de la
humildad y el valor que tiene la práctica de esta virtud para alcanzar la
perfección Cristiana. Dice Teresa de Jesús: “Una vez estaba yo considerando por
qué razón era nuestro Señor tan amigo de esta virtud de la humildad y me puso
delante esto: que es porque Dios es Suma verdad, y la humildad es andar
en verdad; que lo es muy grande no tener cosa de nosotros, sino la
miseria y ser nada; y quien esto no entienda, anda en mentira. A quien más lo
entiende agrada más la Suma Verdad, porque anda en ella” 6M, 10, 7).
Dice María: "Aquí está la esclava del Señor"
Humildad es por tanto la actitud fundamental con la que cada
uno se acepta tal como es, reconociendo que los valores que tiene, que son
muchos, son puro regalo de Dios, y que los fallos y miserias si son suyos.
El mejor modelo de humildad es la Virgen María, que reconoce que no es más que una pobre esclava que de nada sirve, pero que el Señor, a través de ella, ha hecho grandes.
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