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| P. José Luis Blanco Vega, jesuita. |
“Papá se levantaba cada noche a orar. Así fue como lo
descubrí. Una noche, estando con necesidad de ir al baño, me levanté, caminé a
oscuras evitando desvelarme y mis pies tropezaron con algo que casi me hizo
caer al suelo. En ese momento me iluminó una lucecita que salía de una pequeña
linterna que me indicaba el camino que debía seguir. Papá estaba sentado en el
sillón del comedor, tenía las piernas estiradas cubiertas con una manta. Sólo
me dijo que diera la luz para no caer. Cuando papá se levantaba de madrugada,
no encendía ningún interruptor. Para no hacer ruido usaba la linterna”
(Begoña).
"La noche vio la gloria de la Resurrección".
“La noche es tiempo de salvación”. Son las palabras de
estribillo de una bella poesía del padre jesuita José Luis Blanco Vega, en que
va recordando los momentos transcendentales de nuestra salvación acaecidos
durante la noche, que han merecido pasar a formar parte de los himnos que se
recitan en el Oficio Divino. Recordemos las tres últimas estrofas:
-De noche, en un pesebre, nacía tu Palabra.
De noche lo anunciaron el ángel y la estrella.
La noche es tiempo de salvación.
-La noche fue testigo de Cristo en el sepulcro;
La noche vio la gloria de la Resurrección.
La noche es tiempo de salvación.
-De noche esperaremos tu vuelta repentina,
y encontrarás a punto la luz de nuestra lámpara.
La noche es tiempo de salvación.
De noche oraba Víctor y de noche le llamó el Señor el 21 de
febrero de 2012, y de noche le encontró con su lámpara encendida.
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