Santa Misa. Momento de la consagración |
Esta es el cúlmen de todas; no sólo es elevación a la Santísima Trinidad, ofrenda única del Hijo en el Calvario, sino que es el centro de nuestra redención, donde se renueva la pasión, muerte y resurrección del Señor. La fe nos tiene que hacer vivir estos momentos en los que incluso nos alimentamos de su cuerpo, sangre, alma y divinidad. Aprovechemos todos los días estas íntimas gracias que gratuitamente se nos dan. Vendamos nuestra voluntad a la obediencia, a los pobres, enfermos, sobre todo a los que más sufren y muy especialmente a los agonizantes y vayamos a Cristo por mansedumbre y humildad y sigámosle hasta el calvario y sepulcro y llegaremos a la perfección.
En esta ocasión, más que comentarios, lo que debemos hacer,
es comprobar como lo que aquí dice Víctor, concuerda plenamente con lo que
enseña el “Catecismo de la Iglesia Católica” en los números 1324 – 1327, como
introducción al Sacramento de la Eucaristía:
“La Eucaristía es fuente
y cima de toda la vida cristiana. Los demás sacramentos, como también todos los
ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía
y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien
espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua. La Eucaristía
significa y realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del pueblo de Dios
por las que la Iglesia es ella misma. En ella se encuentra a la vez la cumbre
de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en
el Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por Él al Padre.
Santa Misa. Momento de la comunión de los fieles
Finalmente, por la celebración eucarística nos unimos ya a la
liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos.
En resumen, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe”.
Y como así lo entendió Víctor, no deben extrañarnos los
sacrificios que realizó durante los 12 años que vivió en Velillas del Duque, al
tener que desplazarse a diario a los pueblos cercanos para no privarse de esta
bendición.
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