Andrés Villate en la Iglesia de Quintanadiez de la Vega el pueblo de Víctor |
Carta a Víctor. 26 de noviembre de 2014.
Estimado Hno. Víctor:
Creo que fue hace tres años, cuando por primera vez supe de
ti, y fue a través de un carta de presentación muy cariñosa que nos envió tu
hermano, el P. José Francisco al Carmelo Seglar de Valladolid. Carta que al
venir a mi dirección, fui el que se la presentó a los demás hermanos del
Carmelo, era un miércoles, día elegido para la reunión semanal en honor de San
José.
Y quiero compartir contigo, Víctor, la impresión que me
causó el hablar por primera vez de ti, en el día además, en que la lectura
correspondiente era ni más ni menos, que la de la Fundación de las Carmelitas
Descalzas de Santa Teresa en Medina del Campo. Desde ese momento sabía que
estabas especialmente entre nosotros.
Perdona Víctor que no hayamos sabido aprovecharnos de tu
compañía. Y aprovecho para pedirte un favor: que extiendas el mismo sentimiento
a Isabel Kindermann, la carmelita seglar que nació en Hungría unos años
antes que tú, y que extendió por el mundo la Llama de Amor, consolada no
pocas veces con el saludo de “mi pequeña hijita carmelita”, con el que
comenzaban a hablarle Nuestro Señor y la Santísima Virgen.
Andrés Villate en Bustillo de la Vega (Palencia) |
Gracias Víctor por haber ido vendiendo todo para
comprar el terreno donde sabías que estaba el tesoro escondido. Gracias Víctor
por mostrarnos el camino del desprendimiento tan cogidito de la mano de otro
que vivió unos siglos antes en tu Medina del Campo. Gracias San Juan de
la Cruz por las lecciones que nos dejaste. Y otra vez necesito pedir perdón por
repetir tantos cursos de tus celestiales clases.
Y una cosa Víctor, la que más me sorprendió de las muchas
que podría decirte: Hace unos días saludé al P. Juan Luis, tu otro hermano
sacerdote y también del Carmelo, que ahora está con nosotros en Valladolid. Y
es que al hablarme de ti, me llenó de asombro al decirme que no conocía ni él
ni vuestro hermano el P José Francisco, esa vida tan escondida de oración y
sacrificio que llevaste –prendas sublimes del Carmelo-, hasta que salió a la
luz a través de su esposa e hijas, cuando ya estabas en el cielo.
¡Qué prueba más preciosa y elocuente de que habías
encontrado el Tesoro!
Intercede, Víctor, por el Carmelo Seglar. Y ya sabes que en
Valladolid tienes reservado un sitio, pues te necesitamos y queremos contar
contigo.
Andrés Villate
Tellaeche
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