sábado, 4 de abril de 2020

Habla Víctor. Semana Santa.


 
Entrada triunfal de Cristo en Jerusalén.

Durante la Semana Santa la Iglesia celebra los misterios de la salvación realizados por Cristo durante la última semana de su vida, comenzando por su entrada triunfal en Jerusalén el Domingo de Ramos, continuando con su dolorosa Pasión y Muerte para concluir con su gloriosa Resurrección. Por eso, en la misa del Domingo, después de la procesión con los ramos, se lee la Pasión de Cristo, tema central de toda la Semana.

Víctor nos brinda unas palabras de reflexión sobre el sentido y el valor del sufrimiento.

“Cristo introduce al hombre que sufre en el reino del amor, transformado por una gracia interior. El Redentor prueba en los pacientes, a través del corazón de María, como continuación de la maternidad que por obra del Espíritu Santo le había dado la vida. Cristo moribundo confió a su madre una nueva maternidad espiritual y universal hacia todos los hombres. La fe en la participación de los sufrimientos de Cristo, tiene la dimensión espiritual de servir para la salvación de sus hermanos. No sólo es útil a los demás, realiza un servicio insustituible y unido al sacrificio de Cristo, abre el camino a la gracia que transforma a las almas, hace presente en su humanidad la fuerza de la redención y constituye particular apoyo a las fuerzas del bien.

 Ecce homo: Jesús humillado y condenado a muerte.

El hombre debe sentirse llamado a testimoniar el amor en el sufrimiento. Las instituciones no pueden sustituir al corazón humano ante el que sufre físicamente, pero más si es moral y cuando la que sufre es ante todo el alma.

El sufrimiento de Cristo no se identifica con la pasividad, pues pasó la vida haciendo el bien: “Venid benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber” (Mt 25, 34). Por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la muerte. Es menester acudir  a la Cruz del Calvario. En todos los creyentes que sufren en la cruz, está el Redentor del hombre. Todos los que sufren en comunión con la Iglesia y que son débiles, pero son fuente de fuerza para esta y para toda la humanidad”.



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