Santa Teresa dialogando con Cristo atado a la columna. |
Tengo
pruebas interiores que penetran en lo profundo del alma, mostrándome las
miserias de que estoy lleno. Sólo la infinita misericordia de Dios puede
aniquilar tanta maldad. Por eso tengo que pasar por angustias y tristezas:
me río yo de los que piensan que el ser cristiano es un camino de rosas; en
verdad que es alegría, pero no gustada, sólo la fe, esperanza y caridad son
capaces de hacerte fuerte para seguir estos pasos.
Se
cuenta de Santa Teresa que, pocos meses antes de morir, yendo a la última de
sus fundaciones en Burgos, ya anciana y llena de achaques, fueron tantos los
sufrimientos en el viaje y tantos los contratiempos con el obispo, que en un
momento determinado se quejó a Jesús diciendo: Todo esto lo hago únicamente
por ti y para tu gloria. ¿Cómo permites tantos sufrimientos en quienes todo lo
hacemos por ti? Y Jesús la contestó diciendo: “Así trato yo a mis amigos”.
La respuesta de Teresa fue rápida y espontánea: “Por eso tienes tan pocos”.
Cuadro de Cristo camino del calvario que habló a San Juan de la Cruz. |
En
Segovia, donde está sepultado San Juan de la Cruz, se conserva un cuadro que
representa a Jesús camino del calvario con la cruz a cuestas, una soga al
cuello, ensangrentado y lleno de llagas al que tenía especial devoción. Orando y
meditando un día ante ese cuadro en su dolorosa pasión, Cristo le habló
diciendo: “Juan, ¿que quieres por lo mucho que me has hecho por mí?”
Su respuesta fue contundente: “Padecer y ser despreciado por Ti”.
No le pide padecer por padecer, o ser despreciado por ser despreciado, sino
padecer y ser despreciado por Cristo.
También
Víctor, buen amigo de Jesús, sufrió mucho por Él, por eso sintió también la
alegría y la felicidad que solamente Jesús nos puede conceder, como hizo con
Santa Teresa y San Juan de la Cruz.
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