sábado, 6 de abril de 2019

Habla Víctor. Las virtudes dentro de mí estaban.

Representación de las 7 virtudes frente a los pecados capitales correspondientes.



Las virtudes también dentro de mí estaban. La humildad base de todas es. La paciencia, todo lo soporta. La largueza a la avaricia derrota. La templanza regula todo mi ser. La castidad las pasiones sujetaba. La diligencia a trabajar me llevaba. Sólo la caridad a la envidia derrotaba.

Frente a los siete pecados capitales que tanto le asediaron, siguiendo la catequesis que Víctor nos está ofreciendo, presenta inmediatamente el antídoto más adecuado para hacerlos frente, que no es otro que la práctica de otras siete virtudes. Ya dice el apóstol San Pablo que el Señor permite que el hombre sea tentado, pero que siempre le proporciona las armas adecuadas para salir victorioso en el combate.

Representación de las siete virtudes más importantes.

En el catecismo que aprendió de niño y que no lo olvidó jamás, junto a lo siete pecados capitales, ponía al lado las correspondientes virtudes para vencerlos y decía así: Contra la soberbia, humildad. Contra la ira, paciencia. Contra la avaricia, largueza. Contra la gula, templanza. Contra la lujuria, castidad. Contra la pereza, diligencia. Contra la envidia, caridad.

Por lo que da a entender, fueron estas virtudes las que terminaron imponiéndose en su vida, y los impulsos de los pecados capitales disminuyendo, porque cuanto más crece una virtud tanto más disminuye la fuerza de su contrario. Es lo que expresa al decir: “Las virtudes también dentro de mí estaban”.

Representación de la Templanza por Piero del Pallaiolo

Como a estas alturas conocemos bastante bien el comportamiento moral de Víctor, no tenemos más que reflexionar en cada una de las virtudes mencionadas para comprobar que en todas sacó sobresaliente.

Tenía muy claro que los vicios y las virtudes tienen su asiento en el mismo corazón, por eso, en la medida que una virtud aumenta, en esa misma medida pierde fuerza el vicio correspondiente, de modo que, si por ejemplo la humildad llega a ser perfecta, como en el caso de María, en ese corazón ya no queda espacio para la soberbia.

Eso mismo podemos decir de cada virtud en particular. ¿Se pueden imaginar que una persona llena de caridad para con todos, incluidos los enemigos, como es el caso de Víctor, pudiera sentir envidia de alguien?

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