Billete de cien pesetas, moneda de esa época |
En
1981 apunta 10.000 pesetas y escribe de su puño y letra: Esto es premio a la
puntualidad; y no creo que sea esto una sola vez, pues hay otra serie de cifras
que apunta a lo mismo en otros meses. También aparece una factura de “atrasos
de abril 85, marzo 86”. Así andaba Víctor con sus cuentas, afanándose hasta en
esto como un santo de a pie, como un trabajador que desde su contrato fijo y
con el sudor de su frente iba sacando adelante a su familia (Vida impactante….p.
58-59).
Estas
palabras del P. José Vicente Rodríguez, en su obra: Vida impactante de un
Cristiano de a pie, nos muestran claramente como Víctor cumplía sus
compromisos con total responsabilidad. ¿Lo haría por recibir una recompensa
especial? Seguro que no. Fue puntual porque ese era su compromiso. La empresa
le daba un sueldo por las horas de su trabajo, y no realizarlas o no rendir
plenamente, para él hubiera sido robar a la empresa.
Billete de mil pesetas. |
Él
no se planteaba si la empresa se beneficiaba o no más de lo que debiera. Él
había firmado un contrato y su compromiso, no sólo con la empresa, sino con
Dios, era la de cumplir fielmente y rendir según sus capacidades.
Buen
ejemplo para quienes se preocupan de reivindicar derechos y subidas de sueldo más
que de cumplir fielmente con sus compromisos laborales con la empresa que les
proporciona un sueldo para mantener la familia. A veces, ¡cuántas horas de
trabajo se pierden por falta de puntualidad o de rendimiento!
Billete de cinco mil pesetas |
Nunca
fue el caso de Víctor, que desde joven se distinguió por ser sumamente trabajador.
¡Cuántas veces, siendo joven, después de realizar los duros trabajos de
verano de su propio hogar, se ofreció a ayudar a familiares retrasados en la
cosecha! El ocio, el perder tiempo fumándose cigarrillos o en
conversaciones inútiles, nunca hizo presencia en su vida, ni siquiera antes de
su total entrega al Señor.
¿Qué
la empresa podía pagar más? Nunca se lo planteó y siempre se mostró agradecido
por haberle sacado de la ruina y con su sueldo haber sacado adelante a su
familia. Como representante de los trabajadores, eso sí, les defendió con
valentía cuando tuvo que hacerlo, pero también les pidió que se esmeraran en el
cumplimiento de sus compromisos con la empresa.
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