viernes, 13 de octubre de 2017

Amor a los pobres

San Vicente de Paúl

Dice San Vicente de Paúl: “Nosotros no debemos estimar a los pobres por su apariencia externa o su modo de vestir, ni tampoco por sus cualidades personales, ya que, con frecuencia, son rudos e incultos. Por el contrario, si consideráis a los pobres a la luz de la fe, os daréis cuenta de que representan el papel del Hijo de Dios, ya que Él quiso también ser pobre”. Y añade: “Porque Dios ama a los pobres y, por lo mismo, ama también a los que aman a los pobres, ya que, cuando alguien tiene un afecto especial a una persona, extiende este afecto a los que dan a aquella persona muestras de amistad o de servicio”.


Así fue el entrañable amor de Víctor a los pobres. Era como el fruto de su fe, que le llevaba a ver en ellos a Jesús. No podía ver a un pobre que le pidiera o que viera pidiendo limosna, que dejara de socorrerle con todo amor. No sólo daba limosna a los pobres, sino que amaba a los pobres. Contamos con testimonios preciosos como el de su esposa Asunción:

“Recuerdo que en una ocasión llegó a casa un pobre y hablando con él le dijo: “¿Pasará usted mucho frío?”. El pobre le dijo: “Mucho, mucho frío pasamos pidiendo por las calles”. Entonces él, sin mediar más palabras, fue al armario, cogió el abrigo que tenía casi recién estrenado y se le dio. Él, que era muy friolero, se desprendió sin más del abrigo para dárselo al pobre”. La verdad es que era tan friolero, que en invierno tenía los pies siempre fríos, tanto en casa como en la fábrica. Solamente le entraban en calor cuando viajaba en el Metro. ¡Qué calor haría en el Metro!

San Martín de Tours famoso por partir su capa
y entregar la mitad a un pobre


Pero hay un hecho singular testificado por Mari Carmen Arias, compañera de trabajo en la fábrica embotelladora de Pepsi Cola que nos muestra hasta que punto llevó ese amor incondicional a los pobres. Dice así:


“Cuando él realizaba horas extraordinarias en la fábrica, entonces me pedía sobres (yo trabajaba en la administración) para meter dinero en esos sobres y repartirlo entre gente necesitada. Yo le recriminaba que tenía 7 hijos y debería guardarlo para ellos, y me contestaba que sus hijos comían todos los días y había gente que no comía. Y me decía también, así textualmente: “Mi mujer es muy apañadita” y se arregla con el jornal”.

Unas manos ofreciendo monedas


Cuando ya el alzheimer estaba tan avanzado que no le permitía poder expresarse ni seguir una conversación, cuando menos se esperaba comenzaba a hablar de que su padre amaba tanto a los pobres, que lo dio todo a los pobres. Y lo repetía y lo repetía. Era sin duda una manifestación de su subconsciente que le hacía referir a su padre lo que él había realizado desde el momento de su conversión. Víctor daba limosna a los pobres, porque amaba de corazón a los pobres.



No hay comentarios:

Publicar un comentario