miércoles, 24 de septiembre de 2025

Testimonios. P. Jacinto María (II)

P. Jacinto de la Cruz.

1º. Deseo de la perfección

El que aspira a consagrarse por completo a Dios ha de tener deseos de santidad. “Los santos deseos son alas que impulsan a las almas a volar hacia Dios”.

Para santificarse no basta un simple deseo, sino que se precisa deseo vehemente, cierta como hambre de santidad. “Llenó de bienes a los hambrientos”. Pero hay que querer con voluntad decidida. El tibio, como dice el Sabio, también quiere, pero no con voluntad resuelta.

El deseo, dice San Lorenzo Justiniano, presta fortaleza y aligera el trabajo; por eso añadía, que desear ardientemente vencer, es ya casi haber vencido.

Lo largo del camino –de santidad- no está en el camino, sino en el corazón, esto es, en la voluntad resuelta de darse del todo a Dios. (A. 303).

Y Santa Teresa escribe: “Tener gran confianza, porque conviene mucho no apocar los deseos, sino creer de Dios que, si nos esforzamos, poco a poco, aunque no sea luego, podremos llegar a lo que muchos santos, con su favor; que si ellos nunca se determinaran a desearlo y poco a poco a ponerlo por obra, no subieran a tan alto estado”. (Vida, 13, 2).

La verdadera conversión de Víctor ha conllevado –Dios le concedió- deseo firme y eficaz de darse del todo a Dios. Dice en su Autorretrato: “Al cambiar de vida, de luz me llené. Gracia sobre gracia sobre mí derramó. Por eso todo cambió. Poco a poco me enamoró. En todo la Virgen medió”.(A. 6).

En unas palabras dedicadas a “La unión con Dios” añade: “Nos debemos mover por el amor de Dios, no por el nuestro que es egoísta. Para ello hay  que luchar por despojarse de todo cuanto llevamos dentro de nosotros de malo, y que es mucho. Cuando el alma no tiene ya apego a sí mismo,  entonces está ya unida a Dios”.



sábado, 20 de septiembre de 2025

Habla Víctor. Carta 4 a una religiosa agustina (II)

San Alonso de Orozco, fundador del primer
monasterio de Agustina Recoletas en Madrid.


En esta situación que parece no tener fe, unido a que del mundo nada la atrae, se siente miserable y desgraciada; solamente con el llanto se desahoga el alma, pero rara vez se tiene esa virtud. Se lloran amargamente los pecados, es verdadera humildad, es el Señor quien la pone en ella. Puede quedar contestada esa humillación que te pidió el Señor; nada mejor te puede suceder que estar inclinada a la humildad, es obra del Espíritu Santo, Hay que saber responder cuando es uno humillado.

 

Víctor fue manso y humilde de corazón y por eso tiene frecuentes alusiones a la práctica de la humildad para alcanzar la perfección cristiana, pues como dice Santa Teresa, “humildad es andar en verdad”, que es reconocer que todo lo bueno que tenemos, lo recibimos gratuitamente del Señor, y puso en práctica la tercera cautela contra el demonio de su maestro San Juan de la Cruz que dice:


 Es que de corazón procures siempre humillarte en la palabra y en la obra, holgándote del bien de los otros como del de ti mismo y queriendo que los antepongan a ti en todas las cosas, y esto con verdadero corazón. Y de esta manera vencerás el bien en el mal, y echarás lejos el demonio y traerás alegría de corazón. Y esto procura ejercitar más en los que menos te caen en gracia; y sábete que si así no lo ejercitas, no llegarás a la verdadera caridad ni aprovecharás en ella. Y seas más amigo de ser enseñado de todos, que querer enseñar aun al que es menos que todos”.



miércoles, 17 de septiembre de 2025

P. José Francisco Rodríguez. Desde la Orilla de Dios (1)

 

La creación del hombre por Miguel Ángel en la capilla Sixtina

Existen dos orillas: La orilla de Dios y la orilla del mundo. El que camina por la orilla del mundo, mira cara a este mundo, y el que camina por el camino de Dios, todo lo mira cara a Dios. El que camina por la orilla del mundo, aspira únicamente por los bienes terrenos que se pierden para siempre cuando se pierde esta vida. El que camina por la orilla de Dios, al tiempo que usa los bienes terrenos, según los deseos de Dios, aspira por los bienes futuros, que comienzan a disfrutarse cuando se pierde esta vida.

 

La vida puede enfocarse desde la orilla de Dios o desde la orilla del mundo. Enfocar la vida desde la orilla del mundo, es enfocar la vida bajo las máximas del mundo. El centro para los que enfocan su vida según Dios, es Dios, y como Dios es eterno, nunca perecen, sino que son eternos, como Dios es eterno. La vida de los que enfocan la vida desde la orilla del mundo, es una vida sin horizontes, pues la figura de este mundo pasa antes o más tarde, mientras que los horizontes de la vida de los que enfocan su vida desde la orilla de Dios, no tienen límites.

 

 

P. José Francisco Rodríguez. Desde la orilla de Dios

   P. José Francisco Rodríguez. Desde la orilla de Dios    

El día 27 de agosto cerramos en este blog la sección dedicada a “Florecillas”. Si algún testigo aporta alguna florecilla nueva, la daremos a conocer, pero ese espacio le vamos a dedicar desde ahora al P. José Francisco y a la difusión de sus escritos espirituales, por varios motivos:

 En primer lugar, porque fue el P. José Francisco Rodríguez el que, desde el momento del fallecimiento de Víctor, en que su hija Begoña le entregó sus escritos autobiográficos muy espirituales, comenzó a promover su Proceso de Canonización, convencido de su santidad.

 En segundo lugar, porque el P. José Francisco, siendo sacerdote carmelita, pasó por una crisis vocacional tan fuerte, que a punto estuvo de abandonar la orden y el sacerdocio, como reconoce públicamente en uno de sus escritos titulado “Una historia de amor” en que confiesa:  Es Víctor a quien debo mi conversión, ya que a partir de la fecha en que se arruinó, viendo lo inseguro que era lo terreno, buscó y encontró su seguridad en Dios, a quien se entregó del todo, cada vez de más a más hasta el final de su vida. Viendo yo entonces la vida tan santa que él llevaba después de su conversión y lo pecadora que era la mía, siendo yo religioso y él seglar, me hizo reflexionar, y así fue como el Señor se valió de él para que me convirtiera como él se había convertido”.

 En tercer lugar, porque el P. José Francisco enviaba a su hermano Víctor todos estos escritos espirituales inéditos, y siempre contó su aprobación.

 En cuarto lugar, porque este blog de Víctor quiere fomentar entre los lectores el deseo de que todos se animen a tener una experiencia de Dios a través de la oración y de la práctica de las virtudes, como lo hizo el Siervo de Dios Víctor Rodríguez, y a esta finalidad pueden contribuir eficazmente estos escritos, generalmente en forma de sentencias, como en “La imitación de Cristo” de Tomás de Kempis.

sábado, 13 de septiembre de 2025

Testimonios. P. Jacinto María (I)

San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia

Muy querido P. José Francisco en el Señor.

Perdone esta demora en corresponder a su amable carta. Ha sido porque consideraba que la “reflexión del biógrafo” toda ella (pag. 215), al apropiármela, era buena respuesta.

 

Ahora he pensado que podemos reflexionar sobre lo fundamental de nuestro hermano Víctor: Su entrega total a Dios.

 

Nos ayudamos de la doctrina de San Alfonso María de Ligorio (I BAC. 203) y de la biografía del P. José Vicente. Más que testimonio, pues no recuerdo más de lo que le envié, será comprobar su entrega verdadera al Señor.

 

Hablando San Alfonso María de Ligorio a los sacerdotes sobre los medios que hay que adoptar para entregarse por completo a Dios, dice que esta obligación no es solo para los sacerdotes, sino que abarca a todos los hombres.

 

Pues como dice San Juan Crisóstomo: “Él se nos dio sin reserva regalándonos su sangre, su vida, sus méritos; por lo que añade San Bernardo, “es justo que también nosotros nos entreguemos a Él sin reserva”. (Ab II BAC, 307).

 

Estos medios son:

-Deseo de la perfección.

-Intención de agradar a Dios en todas las cosas.

-Paciencia en los dolores y humillaciones.

-Conformidad con la voluntad de Dios.


miércoles, 10 de septiembre de 2025

Habla Víctor. Carta 4 a una religiosa agustina (I)

 

Real Monasterio de la Encarnación de Madrid
de Agustina Recoletas.

Alabado Jesucristo: Con alegría y satisfacción recibí tu extensa carta, que más parece una epístola. Como me pides que te conteste una vez estudiada, lo hago con mi buena voluntad, por si te sirve de algo.

Esa oscuridad e impotencia que tuviste, pertenece a la noche de la fe. Esta prueba puede ser tan prolongada y fuerte, cuanto Dios quiera elevar tu alma. Deber ser tal, que penetre en el interior del alma en sufrimiento continuo. En esa situación, ésta se considera que está abandonada de Dios; nada más lejos de la realidad, es una purificación pasiva que hace crecer secretamente en amor unitivo, fin único a seguir. Puede durar largas temporadas, años,  e incluso toda la vida, incluso puede poner Dios al alma en tentación de fe; esta se la puede llamar noche tenebrosa del espíritu.

 

Pocos directores espirituales podrían dar consejos tan acertados a la situación que le presenta esta religiosa agustina. Si víctor lo hace con tanta seguridad y claridad, es porque conoce muy bien la Noche oscura pasiva de la que habla San Juan de la Cruz y porque ha pasado por esa terrible prueba en su vida. Basten estas palabras de Víctor sobre su experiencia:

 

El Espíritu Santo de la mano me tomaba y todas mis miserias me mostraba. Tan miserable me vi, que solo llanto de dolor tenía, que si esto no tuviera, peor lo pasara. Aunque más duro fue, cuando me llegaron tentaciones contra la fe. Todo perdido lo veía, nada del mundo apetecía, y lo que verdaderamente amaba, se me escondía. Era este estado verdaderamente penoso. De una a otra parte me trasladaba, en todas, triste y desolado me encontraba, para pronto terminar a los pies del Sagrario. Allí llorando me consolaba”.

miércoles, 3 de septiembre de 2025

Testimonios José Martínez Marcos

 

D. José Marínez Marcos, vecino de Saldaña


No tuve la suerte de conocer en vida al Siervo de Dios Víctor Rodríguez, aunque es probable que nos viéramos más de una vez durante los doce años que vivió en Velillas del Duque, pues él se acercaba a Saldaña con cierta frecuencia, pero si tuve la dicha de recibir un folleto en el que se hablaba del inicio de su proceso de canonización en el que con brevedad se destacan sus virtudes.


Me llamó la atención que un varón nacido en Quintanadiez de la Vega, perteneciente a la “Villa y tierra de Saldaña” como yo, hubiese practicado  tantas virtudes, y me interesé en conocer mejor su vida, para, en la medida de mis posibilidades, seguir su ejemplo.


Gracias a él descubrí que Dios es nuestro verdadero padre, que nos ha dado la vida por amor, que está dentro de nosotros, que ilumina nuestra vida y que nuestro destino no es la muerte, sino la resurrección y la felicidad que dura para siempre.


A  veces buscamos a Dios en lo alto de una montaña, en la profundidad de un valle y no nos damos cuenta que está en nuestro interior. Para encontrarle tenemos que ir a lo más profundo de nuestro ser. Como si fuésemos a explorar una cueva, y al salir nos damos cuenta que hay otro mundo totalmente diferente, un mundo que no veíamos porque estamos centrados en cosas, a veces sin ninguna importancia.


Muchas veces damos valor a lo que brilla con la luz del sol, pero si el sol se nubla, pierde su brillo y por tanto su valor. Dios es la luz que no se agota, que ilumina el oscuro camino de nuestra vida. Dios esta ahí susurrando al oído, pero no le escuchamos.


Esto es lo que he aprendido gracias al Siervo de Dios Víctor Rodríguez y estoy tratando de ponerlo en práctica: Estar siempre atento a lo que Dios, luz verdadera, me ilumina a través de la oración.


Saldaña (Palencia) día 29 de julio de 2025


José Martínez Marcos