miércoles, 5 de marzo de 2025

Miércoles de ceniza

Sacerdote imponiendo la ceniza a una joven.


Te compadeces de todos, porque todo lo puedes, Señor; cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida”. (Sab 11, 24-27)


Con estas palabras se inicia la celebración del miércoles de ceniza con el que da comienzo el tiempo de cuaresma, tiempo especial que el Señor nos concede para que reflexionemos en el destino de nuestra vida y tratemos de enderezar los caminos que llevan a la salvación.


La palabra de Dios nos invita a la conversión y a aprovechar este tiempo de gracia: “Ahora es tiempo de gracia; ahora es el día de la salvación”. Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y para conseguirlo, el Evangelio de San Mateo nos propone tres prácticas fundamentales, sin las cuales es muy difícil conseguir la conversión: La limosna, el ayuno y la oración.


 Para la imposición de la ceniza la liturgia ofrece dos fórmulas. La primera alude a nuestro origen: “Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás”, para abatir nuestra soberbia. La segunda alude a nuestra meta: “Convertíos y creed el Evangelio”, que es tanto como creer que nuestra meta no es la muerte, sino la resurrección y la vida eterna.


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