Procesión del Corpus Christi por las calles de Toledo. |
Conocemos muy bien el amor de Víctor a Jesús Sacramentado y
cómo se pasaba las noches que podía adorándole. Por eso gozaba tanto el día del
Corpus acompañándole en la procesión por las calles.
Esta devoción la inició en su pueblo natal, Quintanadiez de
la Vega (Palencia) donde se celebraba con la mayor solemnidad posible, en la
que participaban todos sus habitantes.
Se adornaban todas las casas de las calles por las que iba a
pasar el Santísimo con ramos verdes cortados de los árboles, y en el suelo se
convertía en una alfombra de flores y matas silvestres. Víctor acompañaba al
sacerdote como monaguillo.
El trayecto se hacía cantando el pueblo entero las canciones:
“Cantemos al Amor de los Amores, cantemos al Señor, Dios está aquí” con todas
las estrofas y también se cantaba la canción: “Alabado sea el Santísimo” con
estas estrofas:
Alabado sea el Santísimo/, sacramento del altar/, y la Virgen
concebida/, sin pecado original.
Celebremos con fe viva/, este Pan angelical/, y la Virgen
concebida/, sin pecado original.
Es el Dios que da la vida/, y nació en un portal/, de la
Virgen concebido/, sin pecado original.
El manjar más regalado/, de este suelo terrenal/, es Jesús
Sacramentado/, Dios eterno e inmortal.
De su amor entrañable a la Eucaristía desde su conversión, de
las horas que pasaba en su presencia el Jueves Santo, y de lo que gozaba
presenciando la procesión del Corpus Christi, ya hemos hablado en varias
ocasiones.
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