Venida del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los apóstoles.
“Nadie puede decir: “¡Afuera Jesús!” si habla impulsado
por el Espíritu de Dios; ni nadie puede decir: “¡Jesús es Señor!”, si no es
impulsado por el Espíritu Santo. Los dones son variados, aunque el Señor es el
mismo; las funciones son variadas, aunque el Señor es el mismo; las actividades
son variadas, pero es el mismo Dios quien lo activa en todos. La manifestación
particular del Espíritu se le da a cada uno para el bien común”. (1Cor. 12,
3-7).
Víctor, tuvo en su vida la experiencia del Espíritu Santo de
la que habla San Juan de la Cruz en “Llama de amor viva”. El Espíritu
Santo es la Llama de amor que embiste al alma con su fuerza de tal forma,
que parece que va a romper en cualquier momento la tela delicada que lo impide,
para glorificarla definitivamente. Por eso pide al Espíritu Santo que: “Rompa
ya la vida mortal por aquel dulce encuentro en que de veras la acabe de
comunicar, lo que cada vez parece que la va a dar cuando la encuentra, que es
glorificarla entera y perfectamente” (Llama 1, 1)
San Juan de la Cruz
añade que la muerte de los que han llegado a la unión con Dios, aunque sea
semejante a las demás, se debe a “un encuentro de amor mucho más subido que
los pasados y más poderoso, pues pudo romper la tela y llevarse la joya del
alma” (Lla. 1, 30)
Los seguidores de este blog, recordarán que Víctor dedicó una
de sus charlas a los Dones del Espíritu Santo. En esa charla, manifiesta un
conocimiento doctrinal poco común de los Dones, pero sobre todo, hace unas
reflexiones espirituales muy profundas de la transformación que el Espíritu
Santo realiza en las almas que se dejan guiar por sus impulsos.
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