Víctor y Asunción con sus nietas Rebeca (la mayor) y Sara. |
Muchos de mis recuerdos son momentos vividos en Velillas. Me
enseñó, con mucho empeño, las oraciones en verano. Cuando íbamos de paseo por
las mañanas, siempre las recitábamos juntos. También me contaba muchas
historias diferentes y me enseñaba muchas cosas, entre ellas a jugar a las
cartas, era muy entretenido. Cada día me levantaba pronto. La abuela Asunción
me preparaba mis galletas Arteaga para el camino y el abuelo y yo íbamos a Quintanilla
a escuchar la misa. También me llevaba mucho al río. ¡Hasta arregló el puente
de allí para que pudiéramos bañarnos Sara y yo por la otra orilla del río!
Todas las tardes de verano, junto a él y la abuela, rezábamos el rosario. REBECA.
Si en la anterior florecilla, Rebeca nos habló de Víctor como
del “abuelo Increíble” ahora nos habla del “abuelo entretenido”.
Efectivamente, era entretenido porque especialmente durante los días de
vacaciones que pasaban en Velillas del
Duque, a ella y a su hermana Sara las sacaba a pasear, las llevaba a los
columpios, las enseñaba a jugar a las cartas, e incluso las llevaba a bañarse
en el río Carrión. Y como el río Carrión es bastante caudaloso y peligroso para
bañarse, fue capaz de arreglar un puente hecho de maderos para que pasasen a la
otra orilla del río donde había remansos poco profundos en los que podían
bañarse sin ningún riesgo.
Pero lo curioso es que, no era “entretenido” sólo por eso,
sino que era entretenido incluso cuando las enseñaba oraciones, cuando rezaban
esas oraciones mientras paseaban, cuando rezaban el rosario en el hogar y
cuando iban por la mañana a Quintanilla de Onsoña para asistir con el abuelo a
la misa, porque convertía esa caminata y esos rezos en una aventura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario