La multiplicación de los panes y los peces.
“Para Víctor, el bienestar de sus familiares era muy
importante. En casa teníamos lo justo y lo necesario, ningún lujo, nada
superfluo. Las necesidades materiales estaban cubiertas y siempre había para
compartir con los pobres y necesitados” (Begoña)
Entendió desde niño, que lo que se hacía con los pobres, se hacía al mismo Cristo, que ha querido identificarse con ellos. Y eso es lo que enseñó con su ejemplo a los hijos, como comprobamos por las palabras de su hija Begoña.
Mendigo recibiendo pan como limosna. |
Efectivamente, en el hogar de Víctor, a partir de su fracaso económico, siempre se vivió con dignidad, sencillez y pobreza, pero ahí sucede lo admirable, y es que, a pesar de la pobreza, “siempre había para compartir con los pobres y necesitados”.
A veces uno se pregunta, cómo muchos ricos, que nadan en la
abundancia, no tengan nada para ayudar a los pobres, mientras que algunos
pobres, que se ganan el alimento día a
día, sean tan generosos y se sienten tan felices compartiendo su pobreza.
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