Iglesia y convento de las Carmelitas Descalzas de Cuenca.
Cuenca,
4 de agosto de 2015.
Jesús y María sean siempre
en nuestras almas,
muy querido P. José Francisco.
Por caridad, discúlpenos
el no haber contestado antes. Llevamos mucho tiempo con obras y tenemos
hermanas muy mayores y muy delicadas que atender siendo muy pocas las que
estamos para sacar adelante la marcha del convento. Eso hace que se viva al
día, solucionando lo urgente, lo que sale al paso, aunque eso no coincida
siempre con lo importante o lo más hermoso de hacer, pero ofreciendo al Señor
también esa pobreza, ese no llegar.
Padre, le agradecemos
mucho aquel envío de la primera edición de la biografía de Víctor. Es
verdad que hay motivos para introducir la causa de canonización, pues es un
ejemplo para la sociedad de hoy, como trabajador responsable y abnegado, como
esposo y padre de familia numerosísima y como cristiano comprometido. ¡Qué vida
tan llena de Dios! Su oración continua es extraordinaria en una vida tan activa.
Entre lo que más nos ha impresionado, dentro de que todo es admirable, está la
anécdota de su hija Eva, cuando de niña se volvió a su casa sola. Era como para
haberse puesto nervioso y haber culpado a la niña de su “travesura”; por eso es
de maravillar su serenidad y humildad al sólo decir a su esposa: “He perdido a
la niña”.
Nos alegra saber que el
libro “Vida impactante de un cristiano de a pie” se va a traducir a otros
idiomas. Esperamos que sean muchos los que puedan leer y les ayude en su vida
humana y espiritual.
Por supuesto nos alegrará
recibir los ejemplares que nos ofrece. Se puede hacer un gran apostolado por
medio de Víctor. De nuevo disculpe, que no hayamos escrito antes para dar las
gracias y decírselo.
Cuente con nuestras
oraciones porque la causa siga adelante y por su propio apostolado personal, en
especial en este V Centenario de Nuestra Sta. Madre Teresa de Jesús. ¡Qué
bien supo aprovecharse su hermano de su doctrina, de su enseñanza tan divina y
tan humana! ¡Cómo cambiaría el mundo si nos dejáramos guiar humildemente por
estos modelos de santidad!
Padre, nos despedimos
pidiéndole su bendición y encomendándonos también a su oración. Unidas en el
Señor.
Carmelitas
Descalzas de San José de Cuenca.
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