Aunque
en el cielo no hay sucesión de días ni de años, sino solamente un día
permanente, eterno, Víctor, desde la Casa del Padre, donde nos espera, se
acuerda de nosotros, peregrinos por este mundo temporal, para desearnos un Año
Nuevo lleno de BENDICIONES, de FELICIDAD y de PAZ, y lo hace con dos textos de
la Sagrada Escritura.
El primero es una preciosa
bendición de Dios a su pueblo tal como aparece en el libro de los Números, 6,
22-27:
“El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te
conceda la paz. Así
invocarán mi nombre, y yo los bendeciré”.
El segundo lo toma del Salmo 66,
2-8, salmo que le encantaba recitar:
“El Señor tenga piedad y nos
bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos
los pueblos tu salvación. Que canten de alegría las naciones, porque riges el
mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud, y gobiernas las naciones de
la tierra. ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te
alaben. Que Dios nos bendiga”.
Que
el Señor derrame todas estas bendiciones sobre Vosotros durante el año 2020.
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