Batuecas donde a veces iba Tomás Galindo con Víctor. |
Y me
ha impactado, sobre todo, sin menoscabar tanta virtud, tantas virtudes que se
manifiestan en Víctor, los dos capítulos, 9 y 10 en que se transcriben sus
escritos. En mis conversaciones con él, siempre supe que había en su
interior mucha Sabiduría del Espíritu Santo, aunque no suponía que también
supiera explicarla tan estupendamente y asequible a todos. Tanto es
así, que una vez leído el libro, pensé en buscarle un sitio en la biblioteca,
pero lo pensé mejor y releeré esos dos capítulos, buscaré más y mejor en esas
profundidades…tan sencilla y ordenadamente expuesto todo.
También
me he percatado de las tres referencias a mí, dos de ellas con nombre y
apellido. Esto me ha gustado menos, pero lo asumo bien. Sólo hacer un pequeño
inciso: No recuerdo que fuera a Batuecas a meditar sobre mi vocación,
pero ya no me acuerdo bien como he buscado siempre el modo de una entrega más
entera a Dios, es muy posible.
Víctor votando en unas elecciones en San Felipe Neri |
Y
sobre la anécdota de ir tanteando yo a los hermanos de la Congregación
(malamente por mi parte, quizás queriendo dirigir su voto) no fue cuando Víctor
fue elegido Hermano Mayor, sino mucho antes, justo recién llegado él a la dicha
Congregación de San Felipe Neri, lo cual es mucho más meritorio, porque ya
entonces vi que tenía los criterios espirituales muy bien asentados, y recibí
una gran lección, la primera que aprendí de él: Hay que dejar al Espíritu Santo
obrar, que Él sabe bien qué hacer.
En
el mismo día de Todos los Santos comencé la novena que ha puesto usted en el
libro (magníficas las oraciones, acopladas a los hechos de vida de Víctor,
están logradísimas), Que he acabado ayer domingo. Pienso repetir. Ya he
sentido la ayuda de Víctor en dos cosa que me venían preocupando, aunque no era
propiamente lo que pedía, pero no me cabe duda de su valimiento ante el Señor y
su Santa Madre.
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