sábado, 7 de diciembre de 2019

Florecillas. Ave María Purísima.

Figura de un mendigo


Hoy, víspera de la solemnidad de la Concepción Inmaculada de María queremos recordar el amor que Víctor sintió siempre por este misterio mariano y la alegría con que pronunciaba frecuentemente las palabras: “Ave María Purísima”.

Una familia numerosa de pobres, conocida por el sobrenombre de “los tonanos”, cansada de ir de pueblo en pueblo mendigando, determinó quedarse a vivir de forma permanentemente en Quintanadiez de la Vega. Los hijos más pequeños se dedicaban a pedir por el pueblo; así es que, casi a diario, se acercaba alguno de los niños a pedir limosna a la casa de los padres de Víctor, y el modo de hacerlo era siempre llamando a la puerta diciendo: “Ave María Purísima”. Desde dentro se les respondía: “Sin pecado concebida”. Inmediatamente añadían: “Una limosna por amor de Dios”. Y siempre se les daba limosna según las posibilidades de la familia.

"Ave María Purísima". La Purísima Concepción.

Las demás personas que se acercaban al hogar solían llamar a la puerta preguntado por el padre, la madre de familia o alguno de los hijos, pero sin decir las palabras “Ave María Purísima”. Seguro que esto se le quedó muy grabado a Víctor y que el saludo “Ave María Purísima”, lo uniera, en cierto modo, a los pobres, y que de ahí surgiera esa predilección que siempre sintió por los pobres.

Pero hay otro detalle que influyó aún más para que Víctor sintiera tanta predilección y devoción por este privilegio de María. En el hogar paterno se rezaba todos los días el Rosario, en el que, al final de las letanías, se añadía esta plegaria mariana tan popular relacionada con la Inmaculada Concepción de María:

“Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues, todo un Dios se recrea.
en tan graciosa belleza.
A ti, Celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
yo te ofrezco en este día,
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.”

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