Figura de un mendigo |
Una
familia numerosa de pobres, conocida por el sobrenombre de “los tonanos”,
cansada de ir de pueblo en pueblo mendigando, determinó quedarse a vivir de forma
permanentemente en Quintanadiez de la Vega. Los hijos más pequeños se dedicaban
a pedir por el pueblo; así es que, casi a diario, se acercaba alguno de los
niños a pedir limosna a la casa de los padres de Víctor, y el modo de hacerlo
era siempre llamando a la puerta diciendo: “Ave María Purísima”.
Desde dentro se les respondía: “Sin pecado concebida”.
Inmediatamente añadían: “Una limosna por amor de Dios”. Y siempre
se les daba limosna según las posibilidades de la familia.
"Ave María Purísima". La Purísima Concepción. |
Las
demás personas que se acercaban al hogar solían llamar a la puerta preguntado
por el padre, la madre de familia o alguno de los hijos, pero sin decir las
palabras “Ave María Purísima”. Seguro que esto se le quedó muy grabado a Víctor
y que el saludo “Ave María Purísima”, lo uniera, en cierto modo,
a los pobres, y que de ahí surgiera esa predilección que siempre sintió por los
pobres.
Pero
hay otro detalle que influyó aún más para que Víctor sintiera tanta
predilección y devoción por este privilegio de María. En el hogar paterno se
rezaba todos los días el Rosario, en el que, al final de las letanías, se
añadía esta plegaria mariana tan popular relacionada con la Inmaculada
Concepción de María:
“Bendita sea tu
pureza
y eternamente
lo sea,
pues, todo un
Dios se recrea.
en tan graciosa
belleza.
A ti, Celestial
Princesa,
Virgen sagrada
María,
yo te ofrezco
en este día,
alma, vida y
corazón.
Mírame con
compasión,
no me dejes,
Madre mía.”
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