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| La sierva de Dios Madre Mariana de San José, fundadora de las agustinas recoletas. |
“Ten en cuenta que ninguna gracia que Dios envía en sentido, por alta que sea, es el mismo Dios; a lo que de verdad se debe aspirar, a esto solo se llega por negación total, tanto de bienes materiales, morales, espirituales. Muy rica es el alma que no se inclina a regalos. Tenemos que vender todo lo que tenemos, dárselo a los pobres y negarnos a nosotros mismos. Por esto repito que se deben pasar pasivamente, ya que Dios entero, no se da más que en fe desnuda y amor”.
San Juan de la Cruz, en el Libro segundo de “Noche oscura”, en el capítulo 23, explica como todas las comunicaciones que Dios hace a las almas a través de ángeles, por muy íntimas que sean, puede conocerlas el demonio, y por tanto puede disfrazarse de ángel, para confundir y engañar a las almas.
Estas son sus palabras:
“Cuando visita Dios al alma por medio del ángel bueno, en lo cual no va ella totalmente a oscuras y en celada que no le alcance algo el enemigo.
Pero cuando Dios por sí mismo la visita, entonces se verifica bien el dicho del verso; porque totalmente a oscuras y en celada del enemigo recibe las mercedes espirituales de Dios. La causa es porque, como Su Majestad mora sustancialmente en el alma, donde ni ángel ni demonio pueden llegar a entender lo que pasa, no puede conocer las íntimas y secretas comunicaciones que entre ella y Dios allí pasan. Estas, por cuanto las hace el Señor por sí mismo, totalmente son divinas y soberanas, porque todos son toques sustanciales de divina unión entre el alma y Dios, en uno de los cuales, por ser este el más alto grado de oración que hay, recibe el alma mayor bien que en todo el resto”.

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