miércoles, 7 de agosto de 2024

Habla Victor. Carta a Eva y Raquel (II)

San Juan de la Cruz. Subida del monte Carmelo.


Arropada y protegida por la Santísima Virgen que te llevó al Carmelo, hasta que subas al Monte del que habla San Juan de la Cruz, pasando por curvas y collados, sudando sangre, hasta llegar a la cima donde te unas a través de la cruz a la gloria eterna. Que así sea.

Cuando más difícil sea vuestra vida interior, más profundiza en el alma. Bueno, no sé ni lo que me digo, porque aunque he mejorado algo, tengo unos vacíos de la memoria que son alarmantes, me quedo sin memoria y sin deseos sin saber lo que me hago.

No pensaba escribiros, ya que tu madre hace días que la tiene escrita, aprovecho este tiempo que me siento mejor”.


El apóstol Santiago dice: “Teneos por muy dichosos cuando os veáis asediados por toda clase de pruebas. Sabed que, al poneros a prueba vuestra fe, os dará constancia. Y si la constancia llega hasta el final, seréis perfectos e íntegros, sin falta alguna”. (St. 1, 2-4)


Víctor anima a su hija Eva y a su nieta Raquel a que sigan con valentía por el difícil camino que lleva a la perfección cristiana, tal como la señala San Juan de la Cruz en “Subida del Monte Carmelo”, camino marcado por tremendas dificultades, pero asequible gracias a la protección de la Santísima Virgen que las acompaña y anima.


San Juan traza la figura de un monte del que, en la parte baja arrancan tres caminos. Uno muy ancho, que denomina: “Camino de espíritu errado”. Es el que siguen los que buscan gustos, honores, libertad, descanso, etc. Otro también muy ancho a la izquierda que denomina: “Camino de espíritu imperfecto”. Es el que siguen los que buscan gozos, consuelos, gloria, etc., en su vida espiritual. Y entre ambos, uno muy estrecho que sube directamente al monte del que dice: “Senda estrecha de la perfección”, que lleva hasta la cumbre donde: “Solo mora en este monte la gloria y honra de Dios”. 





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