sábado, 20 de julio de 2024

Florecillas. Pobre hasta en palabras

 Sus nietos Carlos y Rebeca visitando a su abuelo ya muy enfermo en el hospital.

“Me encuentro con una pérdida de memoria, que no me parezco al que he sido tantos n años, ahora estoy pobre hasta en palabras. Menos mal que el Espíritu Santo habla en silencio divino y allí le escucha el alma la mayor parte sin saber escuchar”.

Hablamos con frecuencia de la pobreza material y lamentamos los sufrimientos de los millones de pobres que existen en el mundo. También hablamos con frecuencia de los pobres de espíritu de los que habla el Señor en las Bienaventuranzas, pero nunca había oído hablar de “los pobres en palabras”.

Víctor pasó por estos tres modelos de pobreza, y la que más le dolió al final de su vida, fue la pobreza en palabras.

Experimentó la pobreza material al sufrir la ruina de sus negocios y perder todos sus bienes cuando más los necesitaba para sacar adelante a su numerosa familia. Pero al perderlo todo, se puso  incondicionalmente en manos del Señor y se convirtió en pobre de espíritu, y en adelante compartió su pobreza con los más necesitados, y lo que es más importante, los amó, porque en ellos veía a Jesús. “Si perfecto quieres ser, tu voluntad venderás, a los pobres la darás”, dice en sus escritos autobiográficos.

Pero los últimos años sufrió mucho cuando le visitaban los hijos o los nietos al no poder pronunciar sus nombres ni manifestarles el amor que les tenía, si no era con gestos. Casi todos ellos guardan recuerdos inolvidables, máxime cuando lograba decirles: “Te quiero”.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario