miércoles, 31 de julio de 2024

Florecillas Bienaventurados los pobres

 

Un pobre mendigo descansando en solitario.

Hablando de su padre Daniel Rodríguez, Víctor no hacía más que decir que quería mucho a los pobres, y no decía más que eso, y lo repetía y lo repetía. Asimismo por cualquiera que le preguntaras, si le conocía, decía siempre que sí que le conocía y de inmediato decía de todos, que todos querían mucho a los pobres y se desvivían por ellos. Con esto se estaba retratando a sí mismo, ya que los pobres eran para él una verdadera obsesión amorosa en Cristo. ( VIDA Pag. 219)


Dice un refrán: “Cree el ladrón que todos son de su condición”. Pues esto es lo que le pasaba a Víctor con los pobres. Les amaba de verdad porque veía en ellos a Cristo y por eso estaba convencido de que así les amaban los demás.


Es verdad que ese amor a los pobres lo recibió de sus Padres Daniel y Margarita, que no solamente daban limosna a todos los pobres que se acercaban a pedir, sino que acogían en su hogar y daban posada a los que venían de otros poblados. Celebraban su presencia y les atendían como si se tratase de familiares cercanos.


Por eso, cuando ya el alzheimer comenzó ha hacer efecto en su memoria, cuando le hablaban de alguna persona conocida, siempre terminaba diciendo que era muy buena y que amaba mucho a los pobres. El subconsciente le traicionaba y transfería a esa persona lo que él sentía.


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