Venida del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los apóstoles del Greco. |
Celebramos mañana la solemnidad de la venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles reunidos en el cenáculo. Fue una experiencia única. Los apóstoles “vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería” (Hch 2. 3-4).
El Espíritu Santo se manifestará en diversidad de dones, pero siempre para el bien común, para formar unidad, e infundirá en los bautizados confianza y fuerza para el anuncio del Evangelio.
Víctor ha hecho un precioso comentario de los siete dones del Espíritu Santo y ha destacado de manera especial su influjo y la fuerza de su amor para vaciar al alma de todo querer contrario al divino, para que ame solamente a Dios, hasta que la voluntad del hombre se identifique con la de Dios.
“Esta unión especial, (dice Víctor) es la que los místicos llaman matrimonial. Esta se diferencia en que no solamente el alma está dando el SÍ perfecto a Dios, sino que también las potencias y pasiones se mueven en este sentido. A estas almas, el Espíritu Santo las transforma todo en ser sobrenatural, hasta el punto de que en este estado, como San Pablo clama: “Vivo, más no yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20). El alma vive más en Dios que en el cuerpo, pues está más donde ama que donde anima”.
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