Petición de Víctor para ingresar en la Congregación de San Felipe Neri para servir a los enfermos. |
Visitaba algunas personas enfermas en Sabarís. Como tenía
reliquias de algún santo, las llevaba con él a esas visitas y oraba pidiendo la
curación, no sólo la mejoría, sino la sanación (Begoña)
Con fecha 20 de abril de 1969, poco después de llegar a
Madrid, se conserva la petición oficial que Víctor hizo a la “Venerable Junta
de Ancianos de la Congregación de San Felipe Neri de seglares siervos de los
pobres enfermos del Hospital General”, para iniciar su noviciado en dicha
Congregación con estas palabras:
“Deseando servir a Dios en sus pobres enfermos y
participar de las gracias con que se halla enriquecida esa Congregación, a VV.
CC, humildemente suplica se dignen admitirle en la clase de novicio, en lo que
recibirá merced. Dios guarde a VV. CC”.
Sentía el deseo de servir a Dios en sus pobres enfermos.
Cuando su hermano José Francisco se ofreció a buscarle un puesto de trabajo a
raíz de su ruina económica, le suplicó, que a ser posible, fuera en un hospital,
como camillero, para atenderles con cariño y delicadeza. No fue posible, pues
sólo pudo encontrar trabajo para él en Pepsi-Cola, pero pronto pudo realizar su
deseo al integrarse en la Congregación de San Felipe Neri, cuyos miembros, todos
los domingos visitaban a los enfermos, como ya hemos resaltado en otra ocasión.
Como nos dice su hija Begoña, eso mismo hacía en Sabarís los
años que pasaba allí varios días vacaciones, y en Velillas del Duque,
Quintanilla de Onsoña, Portillejo, etc., cuando regresó al pueblo de su mujer
ya jubilado. En estos casos, se añade el curioso dato de que, “como tenía
reliquias de algún santo, (habla en concreto de reliquias de Santa
Maravillas), las llevaba con él a esas visitas y oraba pidiendo la
curación, no sólo la mejoría, sino la sanación”.
Con esas palabras da a entender que no se limitaba a hacer
una visita por cortesía, sino que lo hacía por amor y pedía al Señor que, si
era su voluntad, recuperasen la salud, pero sobre todo pedía por su sanación
espiritual, es decir, les hablaba del amor que Jesús les tenía y del valor del
sufrimiento unido al del Señor en su pasión, para conseguir la felicidad
eterna.
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