miércoles, 2 de junio de 2021

Habla Víctor. Coloquios con Nuestro Señor.

Una edición de la Imitación de Cristo.


En el Kempis o Imitación de Cristo, se establecen coloquios entre Él y el alma. Esta forma de oración es muy fructífera por su contenido, además porque en ella se manifiesta su interioridad y deseos, que pueden ser de agradecimiento por algún beneficio recibido o por todos, incluidos los que nos pasan desapercibidos, por los deseos que se tiene de amarle y seguirle, por ello suplica ayuda, le renueva los pasos de su vida, desde su nacimiento hasta su resurrección, rogando aprovecharse de todo ello, ofreciéndose a recibir cuanto sea su deseo. Sobre todo pedir gracias para poderle recibir sacramentalmente todos los días y sacar provecho de su presencia física y divina dentro de sí. No dejar de leer el Kempis, sobre todo los últimos capítulos en que se refieren a la Eucaristía.

 

El Kempis o Imitación de Cristo, es un libro de devoción y ascética escrito en forma de breves consejos con el fin de instruir al alma en la perfección cristiana, proponiéndole como modelo al mismo Jesucristo. Surgió como fruto de la corriente de espiritualidad conocida como Devotio moderna. Desde su primera edición en 1418 ha tenido numerosas ediciones y es de los libros que más influencia han tenido en la espiritualidad  cristiana por su carácter cristocéntrico. Cristo es el modelo de todas las virtudes, pero un modelo práctico, nada especulativo, por lo que se centra en la vida histórica de Jesús mediante la meditación de los misterios de la Humanidad de Cristo, como medio para llegar a la contemplación. Víctor leyó y meditó con frecuencia este libro y le recomendó a sus amistades.

 

Jesús dialogando y enseñando a sus discípulos.

Es un libro que no necesita leerse seguido, sino que se puede abrir por cualquier página, pues se trata de sentencias que tienen sentido en sí mismas. Vean un par de ejemplos: “Señor, ten misericordia y piedad de los que te la demandan. Da tu gracia a los necesitados, y haz que seamos tales, que seamos dignos de gozar de tu gracia y que aprovechemos para la vida eterna”.

Te ofrezco estas oraciones y sacrificios agradables, especialmente por los que en algo me hayan dañado, enojado o vituperado, y por todos los que yo alguna vez enojé, turbé, agravié y escandalicé por obra o de palabra, por ignorancia o a sabiendas”.



 

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