Ingreso de Raquel como Carmelita con sus abuelos Víctor y Asunción |
Ya estamos contando los días que quedan para la profesión de
la Pastora, que esperamos que ese día sea divino para crecer en el silencio.
Además que tendremos la gracia de estar todos juntos un año más. Espero que
para esta fecha, toda Galicia y España, nos permitirán comprobar el final de
los grandes trabajos de los que nos tienen a todos unidos con Galicia. Nosotros
estamos con achaques continuos. Por mi parte he recuperado bastante de la
memoria. Aunque tengo muchos fallos, al menos, cuando me hablan al menos puedo
tener diálogo.
Aquí en Medina me siento mucho mejor que en el pueblo, no
tengo problemas ni con la misa ni con la oración. Únicamente la abuela es la
que me roba la intimidad, porque sigue dándole a la lengua. Lo único que no me
agrada es que en todas las iglesias cierran al terminar la misa. Los padres
Carmelitas me han recibido con los brazos abiertos. Bueno, hasta ese día
mediante, que crezcáis. Un abrazo y para toda la comunidad.
La segunda parte de esta carta es más bien de carácter
familiar, por eso trata de la alegría que le ocasiona poder celebrar la
profesión religiosa como carmelita descalza de su primera nieta, motivo además
para reunir en Sabarís a toda la familia y recordar a su hija y a su nieta que
su enfermedad sigue adelante aunque sienta ligeras mejorías.
Menciona también el dolor que le causa el que las iglesias
cierren al terminar la celebración de la misa, sin duda porque eso le impedía
quedarse dando gracias al Señor después de recibir la Eucaristía por tiempo
indefinido.
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