miércoles, 17 de enero de 2024

Florecillas. Qué piadoso es ese Víctor.

Víctor con su esposa Asunción orando en la capilla de las Carmelitas de Sabarís


“Todos los días asistía a la misa, e incluso sabemos que era frecuente que fuera una segunda vez por la tarde a la parroquia. Encontrándose una vez allí, al igual que él, oyendo misa por segunda vez, una antigua demandadera nuestra, comentaba a su hija carmelita: ¡Vaya qué piadoso es ese Víctor!”. Carmelitas Descalzas de Sabarís.

 

Víctor fue un cristiano piadoso, no sólo porque acudiera asiduamente a los actos religiosos, que es como lo entendemos generalmente, sino en el sentido pleno que esa palabra tiene en el Nuevo Testamento, tal como se explica en: “VINE. Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo”, del que tomamos estas palabras:

 

“Un análisis completo de la piedad (piadoso) neo-testamentaria, incluiría la expresión práctica de la fe, de una vida de arrepentimiento, de resistencia a la tentación, y de mortificación del pecado; en hábitos de oración, acción de gracias, y observancia reverente de la Cena de Señor; en el cultivo de la esperanza, el amor, la generosidad, el gozo, el control de uno mismo, la paciencia para sufrir las tribulaciones, y la satisfacción con lo que se tiene; en la búsqueda de la honestidad, la rectitud y el bien de los demás en todas las relaciones humanas; en el respeto a la autoridad divinamente constituida en la iglesia, el estado, la familia y el hogar. Todas estas actitudes y prácticas constituyen exigencias de Dios y lo glorifican”.

Así fue la piedad de Víctor. Por eso fue un hombre muy piadoso.

 

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