sábado, 27 de enero de 2024

Florecillas. Obras son amores.

Víctor en Sabarís el día de la entrada de su nieta Raquel en las Carmelitas Descalzas.


La intensa vida espiritual de Víctor, se manifestaba en obras continuas de caridad. Era conocido y querido después de tantos años veraneando en el pueblo por mucha gente de Sabarís, que ciertamente veían en él a un hombre recto y de Dios, yendo a visitar con frecuencia a algunos enfermos, como a la madre de una de nuestras hermanas que estaba encamada y vivía en una aldea de por aquí. Él era cercano a todos, manteniendo conversación con todos, obreros, demandadera, taxista…” Carmelitas Descalzas de Sabarís

 

“Obras son amores y no buenas razones”, dice un refrán castellano, y Víctor lo puso en práctica, haciendo todo lo que pudo por los demás, especialmente por los más necesitados, como son los pobres y los enfermos. De ahí que, su intensa vida espiritual, su diálogo frecuente con Dios a través de la oración, se tradujera en amar y ayudar a los demás.

 

Conocía muy bien las palabras del Señor: “No basta andar diciéndome: “¡Señor, Señor!”, para entrar en el reino de los cielos, sino poner en práctica el designio de mi Padre del cielo. Aquel día muchos me dirán: “¡Señor, Señor!, ¡si hemos profetizado en tu nombre y hecho muchos milagros en tu nombre!”. Y entonces yo les declararé: “Nunca los he conocido. “¡Lejos de mí, los que practican la maldad”. (Mt. 7, 21-23).

 

Víctor, por sus obras, es de los que se encontrará en el grupo de los que escucharán el día del Juicio final estas gozosas palabras del Señor: “Venid, benditos de mi Padre: heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.…, porque estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis”.

Y esa son las palabras que esperamos escuchar también nosotros, que en esta vida alabamos al Señor y tratamos cumplir su voluntad haciendo el bien.

 

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