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Víctor con su nieto Ignacio saliendo de una pastelería. |
Los recuerdos que tengo de mi abuelo Víctor, puedo decir que son todos buenos y que me transportan a una infancia feliz. Cuando era pequeño, todos los días caminaba hasta mi casa para pasar un rato conmigo. Siempre traía monedas en el bolsillo, pues le encantaba verme la cara de alegría que yo ponía, cuando me las daba para chuches. Ignacio Rodríguez.
Fue el nieto con quien más tiempo compartió, pues los nietos que nacieron antes que él, nacieron cuando Víctor trabajaba en la Embotelladora de Pepsi-Cola donde hacía horas extraordinarias para ayudar a los pobres y sólo podía estar con los nietos los días que libraba del trabajo, y las nietas más pequeñas nacieron cuando ya se había retirado a Velillas del Duque y solamente estaban con él durante sus vacaciones en verano.
Pero Víctor no solamente le daba chuches o monedas para que los comprase, sino que aprovechaba para hablarle del Niño Jesús, de la Virgen María, de los santos, y le enseñaba oraciones, especialmente el padrenuestro y el Ave María mientras paseaba con él