San Agustín, Santo Padre y Doctor de la Iglesia. |
“Le gustaba mucho cantar en la Eucaristía de los domingos. Si
se cantaba algún canto… él cantaba de lo que se acordaba, aún con su alzheimer” (Begoña).
Desde niño le gustó cantar, especialmente en la Iglesia,
aunque los cánticos de la misa eran en latín. No entendía lo que decía, pero se
unía a los demás y cantaba con ilusión. No es que se distinguiera por tener una
voz excelente, pero tenía buen oído y no desafinaba y siempre participaba con
ilusión.
Por eso cantaba con júbilo siempre que participaba en las
celebraciones religiosas, ya fuera la misa, la adoración al Santísimo, las procesiones,
etc., que en definitiva es lo que agrada a Dios, según expresa maravillosamente
San Agustín:
“No te preocupes por las palabras, como si estas fuesen
capaces de expresar lo que deleita a Dios. Canta con júbilo. ¿Qué quiere decir
cantar con júbilo? Darse cuenta de que
no podemos expresar con palabras lo que siente el corazón. En efecto, los que
cantan, ya sea en la siega, ya en la vendimia o en algún otro trabajo
intensivo, empiezan a cantar con palabras que manifiestan su alegría, pero
luego es tan grande la alegría que los invade que, al no poder expresarla con
palabras, prescinden de ellas y acaban en un simple sonido de júbilo.
El júbilo es un sonido que indica la incapacidad de expresar
lo que siente el corazón. Y este modo de cantar es el más adecuado cuando se
trata del Dios inefable. Porque, si es inefable, no puede ser traducido en
palabras. Y, si no puedes traducirlo en palabras y, por otra parte, no te es
lícito callar, lo único que puedes hacer es cantar con júbilo, De este modo el
corazón se alegra sin palabras y la inmensidad del gozo no se ve limitada por
unos vocablos. Canta con maestría y con júbilo. (San Agustín)
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