miércoles, 17 de abril de 2024

Habla. Carta a Raquel (II)

 

Raquel con sus abuelos Víctor y Asunción
el día de su ingreso en el Carmelo de Sabarís.

En la soledad del Carmelo, día a día irás creciendo en el amor. El Espíritu Santo te guiará en silencio divino que es como se manifiesta y en silencio tienes que poner el alma para escuchar el susurro divino. Así le escuchó el profeta Elías, cuando no le encontró en el viento huracanado y los grandes truenos.

 

La carta de Víctor a su nieta, es la de un director espiritual, y pocos directores espirituales encontraremos tan capacitados para dar consejos tan certeros. Basándose en lo que se dice en el Primer libro de los Reyes, capítulo 19, versículos 11 al 16, acerca de la visión que el profeta Elías tuvo de Dios, dice a su nieta que, “en la soledad del Carmelo, el Espíritu santo la guiará en silencio divino, que es como se manifiesta y en silencio tiene que poner el alma para escuchar el susurro divino”.

 

Efectivamente, en el libro de los Reyes se habla de que Dios le pidió a Elías que se pusiese de pie en el monte Horeb porque Él iba a pasar. Vino un viento huracanado que hacía trizas las peñas, pero en el viento no estaba el Señor. Después un terremoto, pero en el terremoto tampoco estaba el Señor. Después vino una brisa suave y Elías se tapó el rostro y oyó que Dios le decía: ¿Qué haces aquí Elías?

 

San Juan de la Cruz, su maestro, en Dichos de Luz y Amor, tiene esta sentencia que Víctor conocía muy bien: “Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma”.

 




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