La Sagrada Familia por Julius Frank |
Después de celebrar el nacimiento de Jesús, el Mesías, el Dios hecho carne, la Iglesia celebra la solemnidad de la Sagrada Familia, para recordar que se hizo carne dentro de un hogar. En pocas palabras y con gran precisión, resume el P. José Antonio Carrasco en, “San José en el misterio de Cristo y de la Iglesia” en contenido de este misterio.
“El Padre proveyó y ordenó desde la eternidad que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, llegada la plenitud de los tiempos, se hiciese hombre y habitase entre los hombres. A esto se llama “decreto de la Encarnación”. En este decreto hubo de comprenderse no solamente el hecho escueto, sino todas las circunstancias que había de rodearle: el hecho mismo, el tiempo y los modos.
Cristo había de nacer de una mujer virgen y desposada a la vez. Cristo había de tener en la tierra una madre y un padre. Cristo había de ser recogido en el calor de un hogar perfectamente constituido. Esa madre había de ser María y no otra mujer, y ese padre había de ser San José y ningún otro hombre. María le había de dar la carne de su propia carne. José había de transmitirle su genealogía y con ello la alianza de Abrahán y la promesa eterna del reinado eterno de David, había de acogerle bajo su protección y había de imponerle el nombre”.
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