Víctor con su hija Begoña. |
“Sobre la memoria, entendimiento y voluntad que son las que
regulan los sentidos, ya sean naturales o espirituales: La memoria está
inclinada a las cosas que agradan a la naturaleza, o las espirituales que lo
hacen en el alma, y sin embargo, lo necesario es todo lo contrario para
vaciarla. Por eso, a muchos el Espíritu Santo los priva de la memoria cuando
los está purificando.
El entendimiento se vale de la imaginación y sentidos
externos, los cuales no nos sirven. Solamente la fe es camino perfecto para
llegar a la unión en la caridad de Dios. Hay que entender a Dios no entendiendo
nada de lo….
Así termina el autógrafo, dejando inconclusa la doctrina
espiritual con la que trataba de clarificar lo que estaba sucediendo a su hija
y de alentarla a seguir por el camino de Noche oscura con la que el Señor la
estaba purificando. Lo que falta en el autógrafo, lo podemos completar
acudiendo una vez más a San Juan de la Cruz, que en el capítulo 6 de Subida 2
dice:
“Habiendo de tratar de inducir las tres potencias del
alma, entendimiento, memoria y voluntad, en esta noche espiritual, que es el
medio de la divina unión, necesario es primero dar a entender como las tres
virtudes teologales, fe, esperanza y caridad, que tienen, respecto a las dichas
tres potencias, como propios objetos sobrenaturales, y mediante los cuales el
alma se une con Dios según sus potencias, hacen el mismo vacío y oscuridad cada
una en su potencia: la fe en el entendimiento, la esperanza en la memoria y la
caridad en la voluntad”. (2Sub. 6, 1).
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