La Sagrada Familia de Nazaret.
Dentro del ciclo de Navidad, este año, el domingo día 31, se
celebra la fiesta de la Sagrada Familia, en la que escucharemos estas palabras
del apóstol San Pablo: “Como pueblo elegido de Dios, pueblo santo y amado, sea
vuestro uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la
dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno
tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado, haced vosotros lo mismo. Y
por encima de todo, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada”
La oración colecta de este día, nos propone a la Sagrada familia
como ejemplo para las familias cristianas y hace esta súplica: “Concédenos
que imitando sus virtudes domésticas y unidos en los lazos del amor, lleguemos
a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo”.
En el hogar de Nazaret, Jesús, María y José, practicaron las virtudes domésticas de la misericordia
entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, la aceptación y
el perdón, virtudes suficientes para hacer de Nazaret el hogar más feliz. Por
si fuera poco, añade: “Y por encima de todo esto, el amor, que es el
ceñidor de la unidad consumada”.
En ningún hogar se han amado tanto sus miembros como en el
de Nazaret. El amor de María y José fue mucho más entrañable que el de los
demás esposos, pues respondió al deseo de Dios de que ya no fueran dos, sino
una sola carne. Tampoco han existido esposos que hayan amado y se hayan
entregado por entero a sus hijos como María y José, que fueron elegidos y
capacitados por Dios para esa misión. Finalmente, Jesús, fue el Hijo, que a
pesar de ser Dios, fue obediente y sumiso a sus padres a los que amó hasta el extremo.
En el hogar de Nazaret no abundaron los bienes materiales,
pero sobreabundaron el amor, la paz y la felicidad plena.
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