![]() |
Ahora coma... sea con el corazón puesto en Dios. |
Ahora coma, trabaje,
trate con personas, sean de la condición que fueren, andar deseando con el
corazón a Dios. El pensamiento también desasido de todo lo creado. El alma se
une más a Dios por la voluntad que por el entendimiento. Aun en medio de
trabajos y estudios puede el alma estar elevada a Dios, que es amor, por ello
hay que dejarse enamorar y que penetre en lo más profundo de nuestro ser, que
es el alma. Ayudarse a comprender todo esto por medio de los Evangelios,
especialmente por el de San Juan. Dios es caridad y se nos manifiesta en
Jesucristo, que a su vez es hombre como nosotros. En su encarnación,
nacimiento, muerte y resurrección, se encierra todo el misterio del Amor
infinito.
Víctor, que pasó varios años
de aridez durante la oración, en la que los minutos se le hacían horas, llegó,
como vemos, a convertir su vida en vida de oración permanente al conseguir
tener siempre presente a Dios, incluso durante el trabajo y cuando hablaba con
otras personas, pues su corazón estaba con Dios.
![]() |
Jesús orando en profundo silencio interior. |
Dios se había convertido para
él en el mayor amor de su vida y por eso le recordaba constantemente. Le
sucedía a él con Dios, lo que sucede a todas las madres con sus hijos pequeños,
a quienes aman tan entrañablemente, que siempre les tienen presentes, estén
donde estén, hagan lo que hagan, hablen con quien hablen. Su mente y su corazón
están siempre con sus hijos.
Por esa experiencia de tener
el alma puesta en Dios, que es Amor, aun en medio de los trabajos y ocupaciones, bien pudo exclamar con San
Pablo: “Para mí vivir es Cristo y morir ganancia. Por otra parte, si vivir
en este mundo me supone trabajar con fruto, ¿qué elegir? No lo sé. Las dos
cosas tiran de mí: deseo morirme y estar con Cristo (y esto es con mucho lo
mejor); sin embargo, quedarme en este mundo es más necesario para vosotros”
(Fil. 1, 21-24).
No hay comentarios:
Publicar un comentario