miércoles, 21 de agosto de 2024

Florecillas Amor a los enfermos

Jesús curando a enfermos.


“En ocasiones hablábamos de su labor con los enfermos, daba la impresión de que su tiempo era todo para los demás, yo admiraba la sencillez con que contaba sus servicios a los enfermos”. María del Carmen García Rodríguez.

 

El amor de Víctor a los pobres lo recibió en el hogar por el ejemplo de sus padres. Pronto vio en los pobres a Jesús, y como los más pobres entre los pobres son los enfermos, que en todo dependen del amor y atenciones de los demás, a sus 44 años, residiendo en Madrid, presentó su petición como pretendiente a la “Venerable Junta de ancianos de la Congregación de San Felipe Neri de Seglares Siervos de los pobres enfermos del Hospital general”, con el deseo de servir a Dios en sus pobres enfermos.

 

El 17 de mayo de 1970, tras un año de noviciado,  fue admitido definitivamente en dicha Congregación con estas palabras que resumen muy bien su compromiso: “La divina Providencia que con benéfica mano ha conducido a vuestra caridad a esta santa Congregación, le llama a ella para que como siervo fiel sirva a los pobres enfermos, los consuele, los asista y ayude en sus necesidades, a imitación de nuestro Soberano Maestro, que cargó sobre sí nuestras llagas y llevó nuestros dolores”.

 

Los Libros de Actas de dicha Congregación son el mejor testigo de la entrega total de Víctor a los enfermos y de los esfuerzos extraordinarios tuvo que hacer por ellos, especialmente durante los nueve años seguidos que estuvo al frente, como Hermano Mayor de dicha Congregación.




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